La receta secreta.

No lo puedo creer, esto ya parece chiste, después de esperar y esperar, cuando por fin nos movemos ¡sopas! Que se nos cae el barco, sí, así como suena, derechito desde lo alto para estamaparnos en la nieve. Nada de esto hubiera pasado si Imh supiera manejar este armatoste, a ver, ¿para qué le sirve tanta carta de navegación si ni las sabe leer? No lo sé.

En fin, a ver ahora que pasa, por lo pronto estamos organizándonos para saber de aquí a dónde. Y mientras el enano sigue distraído practicando sus piruetas de patinaje artístico yo tengo que salvar el día de nuevo y conseguir algo de comida. No patina tan mal, considerando su edad y su sobrepeso... pero por alguna razón no se ve muy varonil haciéndo esos brincos y mejor ni hablar del chalequito con lentejuelas que sacó. Ir a buscar comida no sonaba tan mala opcion después de todo.

Pfffffft, nada, después de buscar, y buscar y después buscar un poco más por fin encontré algo comestible, unos pollos muy escurridizos que me costó un trabajal atrapar, ¿y ustedes creeen que me lo agradecieron? NOOOOO... lo único que hacen es quejarse, gritarme y tratarme ¡como si estuviera loco! La vida está llena de injusticias, porque al fin y al cabo terminaron tragándose los pollos, no sé por qué tanto alboroto.

Aquí una imagen de los pollos en el momento que finalmente los pude atrapar. No cabe duda, estas son las PEORES vacaciones de mi vida. Hasta otra.